El 90% de las enfermedades que nos llevan a pedir cita con nuestro médico están relacionadas con el estrés.
Por este motivo quiero hablarte de varias estrategias que te ayudan a soltar el control, el estrés y empezar a sentirte tranquila ante circunstancias que antes te mantenían en un alto grado de malestar emocional y donde el ruido mental estaba a la orden del día.
1. HAZ QUE TU FELICIDAD DEPENDA DE TI
La mejor definición de la felicidad que he encontrado es que somos FELICES cuando nuestra realidad coincide con nuestras expectativas.
Y efectivamente, cuando lo que deseamos es igual a lo que tenemos y además tenemos la posibilidad de seguir creciendo, las personas se sienten plenas.
Presta mucha atención al nivel de expectativas que te marcas, porque a veces, esto nos hace perdernos en el futuro y dejamos de estar viviendo en el momento presente.
En otras ocasiones, culpamos a los demás de nuestro malestar, cuando en realidad la única persona responsable de lo que me ocurre soy yo misma.
Esta viñeta describe a la perfección esto que te estoy contando.
Aprende a soltar el control, porque cuando queremos tenerlo todo bajo nuestro control, te aseguro que las expectativas que te estás marcando son de una hiperexigencia extrema.
¡Y claro! Si yo no me permito a mí determinadas cosas, cómo se lo voy a permitir a los demás.
Y cuando ejerces este control sobre el otro, vendrá asociado con discusiones, porque le exiges que sea como tú quieres que sea, querrás cambiarlo, porque crees que tú manera es la que vale, lo estarás juzgando y en consecuencia él se pondrá a la defensiva y discusión en modo ON.
El control es sinónimo de autoexigencia, donde nos marcamos niveles muy altos de perfeccionismo y el resultado de este exceso de control, será la llegada del estrés y ansiedad a tu vida.
2. MEJORA LA RELACIÓN CONTIGO MISMA
¿Cómo podemos mejorar la relación con nosotras mismas?
Lo primero soltando este control, deja de querer ser perfecta, y céntrate en SER FELIZ.
ACEPTA lo que sientes, lo que estás viviendo, sea lo que sea. Es la mejor estrategia para ayudar a que bajes ese nivel de malestar emocional, y logres empezar a sentirte tranquila
Aceptamos cuando reconocemos las cosas tal y como son, sin pretender cambiarlas, soltamos el control y por ende dejamos de estar en lucha.
¿Cómo sabes si estás en lucha? Cuando sientes que tu mente va por un lado y tu corazón por otro.
Empieza a escuchar más a menudo lo que sientes, lo que quieres, lo que te hace feliz y no tanto lo que piensas.
No confundas ACEPTAR LAS SITUACIONES TAL Y COMO SON con RESIGNARSE A LAS SITUACIONES, hay una gran diferencia:
RESIGNARSE, implica tolerar, soportar algo con lo que no tienes por qué estar de acuerdo. Conlleva resistencia, lucha, confrontación interna.
Cuando negamos una situación, estamos usando nuestra energía para tapar, ocultar algo que nos genera dolor, pero el echo continúa estando ahí.
¿Cuál es la intención positiva detrás de esta negación de resistirnos a esto? Evitar el dolor.
Cada vez que pretendemos evitar el dolor, dejamos de vivir, porque para evitar sentir dolor necesito desconectarme del momento presente.
En cambio, cuando ACEPTAMOS aquello que nos genera malestar emocional, como, por ejemplo, que una persona me critique por mi manera de ser, y acepto que no tengo porque caerle bien a todo el mundo, acepto que las personas me pueden rechazar. En ese mismo instante esas críticas dejarán de tener fuerza para mí, y dejaré de buscar el reconocimiento en todo el mundo.
Cuando aceptamos algo, lo miramos, lo sentimos y finalmente lo transformamos y lo liberamos, porque la vida entendió que ya recibiste el mensaje y aprendiste en este caso, a quererte por quien eres y no por lo que los demás esperan de ti.
Cada vez que aceptas la situación tal cual es, dejas de resistirte y ya no sientes la necesidad de cambiar las cosas, por lo tanto, eres capaz de soltar el control. Te permites sentir el dolor de esa situación, de reconocerlo y finalmente logras sanarlo.
En cambio, si te resistes a sentir ese dolor, lo continuarás llevando contigo y al pasar el tiempo, terminará transformándose en sufrimiento.
Recuerda que el dolor es inevitable, en cambio, el sufrimiento sí lo podemos evitar, ¿cómo? dejando de luchar, de resistirnos a no sentir el dolor y aceptando eso que me generó dolor, sólo así podré sanarlo.
Te pongo un ejemplo, en el mes de marzo de 2019, estaba felizmente embarazada, y en la última revisión con mi matrona, había un parámetro que no daba dentro de la normalidad y decidí ir a urgencias para que pudieran hacerme una ecografía y poder saber si todo estaba bien.
De camino a casa, iba pensando, venga estoy tranquila, todo va a ir bien, en ese momento, me estaba intentando autoconvencer y sentía un gran malestar interno, porque en realidad no estaba tranquila, estaba realmente preocupada, me estaba resistiendo y luchando contra lo que era.
En el momento que me di cuenta, y decidí reconocer cómo me sentía después de la cita con la matrona, y acepté que estaba preocupada, que sentía miedo por el bienestar de mi bebé. Fue en ese momento cuando acepté como me sentía en realidad, cuando pude bajar mi malestar (Por cierto, fuimos a urgencias y todo estaba bien, había sido una falsa alarma, mi peque seguía creciendo sana y fuerte.)
No quiero que me creas cuando te hablo de que la clave está en que aceptes las cosas tal y como son, y dejes de luchar, sino de que lo pongas en práctica y me cuentes si esta estrategia a ti también te funciona.
3. APRENDE A DECIRTE SÍ A TI
En otras ocasiones, el malestar emocional, la intranquilidad, viene de la mano, de la inmadurez para marcar límites. Permítete decir no, cuando quieres decir no.
Pero claro, como buscamos el cariño de los demás y si le decimos que sí, recibimos una sonrisa por su parte, y si le decimos que no a lo mejor, su cara será más seria. Entonces decidimos hipotecar nuestro bienestar, nuestras necesidades y priorizamos las del otro.
Esto funciona por un tiempo, porque al final, terminarás por romperte, por darte cuenta que si te limitas en cumplir las expectativas y las necesidades de los demás, ellos puede que estén felices, pero tú cada vez te cargas más y más, y llega un momento en que sientes que la situación te supera y te sientes vacía por dentro.
Recuerda que la única persona que pasa contigo 24 horas al día, 7 días a la semana, 365 días al año, eres tú misma. Entonces, de quien tienes que cuidar en primer lugar es de ti misma.
Date el permiso de decir no, cuando quieras, porque normalmente las personas te sueles preguntar ¿Quieres…? Y cuando preguntamos tenemos que estar preparados para cualquier respuesta.
Porque si la persona que pregunta, sólo espero un sí por respuesta, entonces mejor que no pregunte y que exija dejando claro lo que quiere. Y en este caso, yo tengo la opción de decidir si quiero o no quiero, porque la última decisión sobre lo que me influye a mí, la tengo yo misma.
¿Por qué nos cuesta tanto marcar límites? porque tenemos miedo a que nos rechacen o se enfaden con nosotros o a que nos cataloguen de egoístas, porque desde pequeños, nos enseñaron a pensar primero en los demás y después en nosotras.
Empieza a permitirte decir Sí cuando lo sientas y No cuando lo sientas. Marcar límites, es la mejor forma de autocuidarnos. Y también te darás cuenta de quién te quiere y te valora por quién eres y no por lo que obtiene de ti.
Si empiezas por aceptar las cosas tal y como son, sin intentar negarlas, y te permites decir no, cuando te piden algo que no quieres hacer, porque realmente esa es tu respuesta más honesta, ya verás como te sentirás más tranquila, aunque al principio estos nuevos hábitos entrañen un reto.
Si aún no tienes la guía los 3 Secretos para que puedas superar tus miedos y sentirte tranquila en tu día a día, puedes hacerlo ahora.